Irma, Francia y el ALBA o Cómo aceptar sin decir ni pío a la ayuda de una «dictadura»

El huracán Irma acaba de pasar por las Antillas con
su cortejo de tragedias, de vidas humanas arrastradas, y de las que tendrán que
reconstruirse en el dolor y en las pérdidas materiales.
Como
respuesta política a esta catástrofe natural, el presidente de Venezuela,
Nicolas Maduro, ordenó, el 10 de septiembre de 2017, el envío de ayuda
humanitaria a Cuba, a Antigua y Barbuda así como a San Martín.
El Ministro del Poder Popular
para Relaciones Interiores y Justicia venezolano, Néstor Reverol anunció, desde
el aeropuerto de Caracas, que esta donación de 10 toneladas de prendas de
vestir, colchones, agua potable, y de alimentos no perecederos a la
colectividad de ultramar francesa, se inscribía «en el marco del respeto y
también de la solidaridad con el pueblo de San-Martin» (1). Precisó que la
ayuda humanitaria sería transportada por «un avión de las Fuerzas Armadas
venezolanas y que esta iniciativa hacía parte de la cooperación internacional en
el marco de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)»
(2).

Desde París, muy pocos medios
destacaron el gesto de la República Bolivariana de Venezuela. Sin embargo, esto
plantea varias cuestiones que ningún de nuestros editorialistas se ha dignado
revelar, ellos que, hace algunas semanas, estaban tan dispuestos a denunciar la
Venezuela bolivariana a lo largo de sus programas. En efecto, esta preciosa
ayuda, procedente con todo de un país que atraviesa una crisis económica,
revela grandes incoherencias en la política desplegada por el presidente
Macron.
Hace sólo 15 días, Emmanuel
Macron calificaba al gobierno de Nicolás Maduro de dictadura. ¿Por qué misterio
de nuestra diplomacia el poder francés aprueba ahora vínculos de cooperación,
cualesquiera que sean, con un régimen no democrático? ¿Hay alguna coherencia en
la diplomacia de nuestro país o el huracán Irma desorientó la veleta de nuestra
política exterior? ¿Por qué el gobierno francés autoriza un avión militar
procedente de una dictadura a aterrizar en nuestro territorio? Ya que el poder
francés, puesto que sigue siendo soberano tanto en su política de gestión de
riesgos como en la de las catástrofes naturales,  debió avalar al envío
del gobierno venezolano.
En el
caso contrario, se trataría entonces de una invasión y nuestro ejército tendría
la obligación de «realizar operaciones de resistencia militar»(Artículo
R*1421-1 del Código de la Defensa) para sacar al bolivariano fuera de Francia.
Si el avión militar no hubiera sido autorizado a transportar la ayuda
humanitaria, esto revelaría sobre todo la incapacidad de nuestro gobierno a
proteger la integridad de nuestro territorio y nuestra población. Las
consecuencias en términos de seguridad para nuestros conciudadanos serían tan desastrosas
que preferimos pensar que el gobierno francés finalmente cooperó con un país
que el propio presidente definió como una dictadura.
Lo
que nos conduce a la situación más probable. Si tal como lo declaró el Quai
d’Orsay (Ministerio de Relaciones Exteriores) el 30 de agosto de 2017, convenía
«evaluar las relaciones con Venezuela sobre la base del Estado de derecho y las
libertades fundamentales» (3), entonces los vínculos diplomáticos actualizados
en las ruinas del paso de Irma parecen demostrar que París «evalúa» de manera
más bien positiva la situación política venezolana. Las recientes declaraciones
de nuestro embajador en Caracas van en el mismo sentido (4).

El
gobierno francés sabe muy pues que el gobierno venezolano no tiene nada de
dictatorial pero por razones mediáticas y politiqueras el presidente decidió
someter la diplomacia de nuestro país a tácticas politrucheras contra La Francia
Insumisa. Es decir, de utilizar el aparato de Estado con fines partidarios y
electorales. Lo que es extremadamente preocupante.

¿Pero
cómo podría ser diferentemente? Cada día que pasa parece dar razón a las
propuestas resumidas en L’Avenir en Commun
(El Futuro en Común), el programa de La Francia Insumisa.

En
efecto, la ayuda humanitaria enviada por Venezuela se decidió en el marco de la
solidaridad regional promovida por el ALBA, esta organización de cooperación
que agrupa varios países del Caribe. Esta famosa ALBA a la cual Jean-Luc
Mélenchon quisiera hacer adherir Francia, del mismo modo que a otros procesos
de cooperación regional a los cuales participa nuestro país como la
Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO), la Comunidad del Caribe
(CARICOM), o también la Asociación de Estados del Caribe (AEC). Que sepamos,
ninguna otra organización supranacional regional que el ALBA envió ayuda a los
damnificados de San Martin.

¿Qué
van a hacer el periodista Patrick Cohen y todos los miembros de la casta político-mediática?
¿Van a protestar contra la ayuda humanitaria enviada por el ALBA a nuestros
compatriotas? ¿Se atreverán ellos, después de Irma, volver a hablar de la
adhesión de Francia en el ALBA, cuando tendrán frente a ellos uno de los
representantes de La Francia Insumisa?

Y que
va a hacer el presidente Macron durante su desplazamiento en las Antillas
francesas? ¿Agradecerá públicamente la «dictadura venezolana»? ¿Lanzará algún
proceso de adhesión de Francia a la ALBA?
Decididamente
parece que la cola del ciclón Irma ha devastado considerablemente lo que queda
de coherencia a la cabeza del Estado francés.

 Jorge Arreaza, el Canciller de la « dictadura » venezolana (según las palabras del presidente Macron) fue recibido el 12 de septiembre de 2017 por el gobierno francés. 

Notas 

(1) « Tras paso de Huracàn Irma | Venezuela envió 10 toneladas de insumos como ayuda humanitaria a la isla de San Martín », Venezolana de Televisión, 10/09/2017
(2) Ibid. 
(3) « Venezuela : Extrait du point de presse », France Diplomatie, 30 de agosto de 2017
(4) Voir https://twitter.com/NadalDiplo/status/897279727442026496
Traducido por María Piedad Ossaba, para La Pluma y Tlaxcala, 13 de septiembre de 2017
Editado por Fausto Giudice