Arturo, el genocida ruandés, y la Revolución Socialista venezolana

Esta es la historia de un joven de buena familia que vivía en un pueblo francés – llamémosle Arturo -. Era apuesto y brillante, pero sobre todo extremadamente rico, era respetado por todos los pueblerinos. Respetado por temor. Todos los habitantes presentían  que tenerlo como enemigo equivaldría a ser desterrado simbólicamente del pueblo.

Lo que no sabe la gran mayoría de los habitantes es que este joven es un verdadero depravado. Algunos recuerdan todo y conocen la verdadera naturaleza de Arturo.
Luego de una querella con uno de sus amigos, Arturo decide eliminarlo. Consigue a algunos corpulentos y les paga para que asesinen a su amigo.  
Trece años después del crimen, en la plaza del pueblo, Arturo lee un texto a la memoria de su difunto amigo y termina llorando. Pero quienes saben y recuerdan todo no salen de su asombro. Incluso el padre del amigo asesinado abraza a Arturo…
Esta es la historia de una empresa capitalista de comunicación que tiene un diario en Francia, – llamémosle Le Monde. Histórico y relumbrante, pero sobretodo extremamente poderoso, es respetado por todos los franceses. Respetado por ignorancia. Todos los ciudadanos creen que lo que leen en este diario equivale a la verdad.
Lo que no quiere aceptar la mayoría de los franceses es que este diario obedece a intereses de clase, incluso de Estado. Algunos recuerdan todo y conocen la verdadera naturaleza de Le Monde.
Durante la preparación del genocida ruandés, pero sobre todo durante desarrollo del genocida, Le Monde ha sido un factor principal de desinformación sobre la realidad de lo que sucedía en Ruanda. Tal como lo ilustra Jean Paúl Gouteux en su libro ¿Le Monde, un contra-poder? Desinformación y manipulación sobre el genocidio ruandés, este diario daba crédito a la visión del poder francés en detrimento de los hechos reales. Tergiversando la realidad, preparando la opinión francesa para una falsa visión de lo que sucedió en Ruanda, Le Monde ha tenido su parte de responsabilidad en el tranquilo desenvolvimiento del genocida. ¿La opinión pública francesa habría aceptado el triste rol de su país sin resistirse?
Trece años después del genocida, Le Monde publica extractos de documentos de archivos del Elíseo sobre el genocida ruandés (1). Los lectores pueden entonces hacerse una idea del rol de los poderes franceses y al mismo tiempo pueden reconstruir una visión más que esté cerca de la realidad del genocida. Le Monde parece ser objetivo y serio ante los ojos de de casi todo el mundo. Pero los que se acuerdan de todo, no se dejan engañar.
En Venezuela, el pueblo decidió democráticamente construir el Socialismo en su país. Desde el principio, Le Monde se opuso a esto y participa, junto a otros medios, en una campaña internacional de calumnias, injurias, mentiras descaradas con el fin de hacer creer que el Presidente venezolano y el Gobierno Bolivariano  instauraran un régimen dictatorial, corrupto, guerrero, asesino de la libertad de expresión, etc.… Al mismo tiempo, Estados Unidos realiza una guerra de baja intensidad contra del Gobierno Bolivariano.
Si se perpetrara un golpe de Estado financiado por el Gobierno de Bush. (o por cualquier Gobierno estadounidense), tal como sucedió en abril de 2002, o si Venezuela fuese bombardeada por Estados Unidos o una coalición extranjera, Le Monde tendría su pedazo de responsabilidad en el desarrollo apacible de este tipo de acción, por haber preparado la opinión pública a no reaccionar contra este posible atentado contra la democracia venezolana. Pues ese fue el caso del genocida ruandés.
¿Cuánto tiempo y cuántos muertos serían necesarios para que Le Monde  vuelva a hablar parcialmente de su visión truncada de la Revolución Bolivariana?
Quienes saben y siempre recuerdan todo no habrán dejado de sorprenderse.

Nota:
(1)   Piota Molar, « Genocida ruandés: lo que el Elíseo sabía, Le Monde, 02/07/07.